Fijándose
en la característica del color del guisante (amarillos y verdes), cruzó una
planta raza pura para guisante amarillo con otra raza pura de guisante verde.
El resultado fue que todos sus descendientes tenían los guisantes de color
amarillo.
Repitió el
experimento y siempre salía el mismo resultado. De aquí dedujo su primera ley.
Primera Ley de Mendel o Ley de la uniformidad de la primera
generación. Dice que al cruzar dos razas puras, todos los descendientes son
iguales.
El segundo experimento consistió
en cruzar dos de los descendientes de guisante amarillo del anterior cruce,
ambos híbridos. El resultado fue la aparición de dos tipos de plantas, unas con
guisantes amarillos y otras con guisantes verdes. La proporción de plantas era
3:1 (75% y 25%) a favor del carácter amarillo, que es el que había aparecido en
todos los individuos de la primera generación.
El
hecho de que al autofecundarse plantas de guisantes que habían nacido de
semillas amarillas, se obtuvieron frutos con semillas verdes implicaba que
estas plantas podían tener la información hereditaria para la característica
verde. Si en ellas no se manifestaba,
debía ser porque la otra información (amarilla) era de alguna manera,
dominante. Así
pues, la información hereditaria debía encontrarse por duplicado (muy interesante esto último, pues sin quererlo ni
saberlo, descubre el carácter diploide o haploide de las células).
A partir de estos
resultados Mendel dedujo su segunda ley,
Segunda Ley de Mendel o Ley de la Segregación o de la Disyunción, que se puede expresar como
sigue: Los dos factores hereditarios
que hablan de un mismo carácter, se separan, en el momento de la formación de
los gametos (durante la meiosis), y se vuelven a juntar de manera aleatoria
(formando nuevas combinaciones) en la fecundación.
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